Yo lo cuento, experiencia con Nelly Giscafré la psicóloga de Las Leonas

El softbol es un deporte chico en Argentina, pero el organismo que aglutina a los países que lo practican, la ISF (International Softball Federation) tiene más países asociados que la ONU.

Cuando digo que es un deporte chico quiero decir que no somos muchos los que lo practicamos a nivel federado, muchos de los chicos que lo practican en los colegios primarios y secundarios no se federan, por lo menos en provincia de Buenos Aires, para poder jugar los Torneos Juveniles Bonaerenses y así se pierden muchos posibles jugadores de clubes federados a la CAS (Confederación Argentina de Softbol).

En los campeonatos Argentinos nos conocemos y nos saludamos todos, el ambiente de este deporte en particular es heredado del calor latino que corre por nuestras venas, se viene desde lugares típicos en los que se practica como Cuba, Puerto Rico, las Antillas Holandeses, Costa Rica, México y muchos más.

Pero cuando llega la oportunidad de representar a Argentina en torneos internacionales, las cosas se ponen bien serias. Se entrena duro en el gimnasio y en la cancha, se descuida el estudio, al novio, la familia y al resto del mundo. El amateurismo exige todo tipo de sacrificios, desde los físicos, los emocionales a los monetarios cuando hay que pagar por los uniformes que usaremos en los torneos, por los médicos y hasta por las dietas que uno deberá cumplir a rajatabla.

Nelly Giscafré entró un día a una concentración de la Selección Argentina Sub-20 2003, de la que yo formaba parte, y nos habló para calmar nuestras ansias y nervios previo a jugar el mundial de la categoría en Nanjing, China.

El nuestro era un equipo. Un equipo que había demostrado, más que a la tribuna, a sí mismo que se podía ser argentino y ganar partidos internacionales, uno atrás de otro. Y en esa vorágine de espíritu ganador nos cruzamos con la selección de Estados Unidos (triple medallista de oro de los Juegos Olímpicos). Si bien el partido fue bueno perdimos, quizá como era de esperarse.

Nelly fue clara y dijo: "Cuando nos enfrentamos a equipos que en los papeles son superiores a nosotros desde todos los ángulos, nuestra situación pasa a ser de ganancia-ganancia. ¿Por qué? porque si les ganamos, estallamos en éxtasis. Y si no les ganamos, como todos prevén, seguimos ganando, porque es muy difícil que un equipo tan superior tenga cosas para aprender de uno como el nuestro, y nosotros tenemos todo para aprender de ellos. Tenemos la posibilidad de cruzarnos en la cancha con gente que admiramos y que vive para y por esto, los podemos ver de cerca, observar todos sus gestos técnicos y los actitudinales también. ¿Ven?, acá ganamos o ganamos."


(fuente:www.youtube.com)

Nuestro equipo nunca le ganó a Estados Unidos en femenino, los varones han tenido mejor suerte, pero cuando nos enfrentamos a ellas en el Mundial nos generó a las 18 que participamos de ese equipo no sólo una de las mejores experiencias que hemos vivido, sino uno de los más gratos recuerdos que todas tenemos del softbol.

Así como entró, Nelly se fue y quedamos todas en nuestro grupo de adolescentes con la cabeza en marcha, pensando en lo que nos había dicho ella y recordando lo que Pam Newton, entrenadora de la selección de Estados unidos Sub-20, nos había compartido una vez: "Como balanceándote en una cuerda floja, mantente relajada, con la vista en la meta y la frente bien alta".

Resultado: ganamos.









Imagen partido Argentina-USA, Mundial 2003.
(fuente:www.internationalsoftball.com)